Resumen-Primer capitulo- Ética para Amador
En el libro nos habla de que existen ciencias que se estudian solo por interés de saber cosas nuevas, otras ciencias para aprender una destreza que permita hacer o utilizar algo. Si no sentimos curiosidad ni necesidad de realizar estudios, podemos prescindir tranquilamente de ellos.
Abundan conocimientos muy interesantes pero sin los cuales uno se las arregla bastante bien para vivir.
Le explica que aunque no tenga el conocimiento de todo no es importante y no por eso no puede divertirse con lo que más le guste a hacer. Lo que quiere decir es que ciertas cosas uno puede aprenderlas o no, a voluntad. Así como nadie es capaz de saberlo todo, no hay más remedio que elegir y aceptar con humildad lo mucho que ignoramos.
Se puede vivir sin saber fútbol, filosofía, incluso sin saber leer ni escribir: se vive peor, si quieres, pero se vive.
Es preciso estar enterado de ciertas cosas esenciales, por ejemplo, que saltar desde el balcón de un sexto piso no es cosa buena para la salud, pequeñeces así son importantes. Se puede vivir de muchos modos pero hay modos que no dejan vivir.
De modo que ciertas cosas nos convienen y a lo que nos conviene solemos llamarlo «bueno» porque nos sienta bien; otras, en cambio, nos sientan pero muy mal y a todo eso lo llamamos «malo». Saber distinguir entre lo bueno y lo malo, es un conocimiento que todos intentamos adquirir.
Como dice el autor hay cosas buenas y malas para la salud: es necesario saber lo que debemos comer, o que el fuego a veces calienta y otras quema, así como el agua puede quitar la sed pero también ahogarnos.
Aunque en ocasiones las cosas no son tan sencillas: ciertas drogas, por ejemplo, aumentan nuestra energía o producen sensaciones agradables, pero su abuso continuado puede ser dañino.
La mentira en es general malo, porque destruye la confianza y enemistad a las personas; pero a veces parece que puede ser útil o beneficioso mentir para obtener alguna ventaja o hasta incluso para hacerle un favor a alguien. Por otra parte, al que siempre dice la verdad suele agarrarle manía todo el mundo, manipularlo. Lo malo parece a veces resultar más o menos bueno y lo bueno tiene en ocasiones apariencias de malo.
Lo de saber vivir no resulta tan fácil porque hay diversos criterios opuestos respecto a qué debemos hacer. Algunos aseguran que lo más noble es vivir para los demás y otros señalan que lo más útil es lograr que los demás vivan para uno. Según ciertas opiniones lo que cuenta es ganar dinero y nada más.
Médicos respetables y varias personas opinan que renunciar al tabaco y al alcohol es un medio seguro de alargar la vida, a lo que responden fumadores y borrachos que con tales privaciones a ellos desde luego la vida se les haría mucho más larga y que es su vida y decisión. Aunque también estas opiniones distintas coinciden en otro punto: a saber, que lo que vaya a ser nuestra vida es, al menos en parte, resultado de lo que quiera cada cual.
Nadie discute las cosas obvias o que no es de interés así como si las piedras deben caer hacia arriba o hacia abajo: caen hacia abajo y punto. Lo que hacen algunos animales como los castores que hacen presas en los arroyos o las abejas panales de celdillas hexagonales: pues no hay castores a los que tiente hacer celdillas de panal, ni abejas que se dediquen a la ingeniería hidráulica. En su medio natural cada animal parece saber perfectamente lo que es bueno y lo que es malo para ellos, sin discusiones ni dudas. No hay animales malos ni buenos en la naturaleza, aunque quizá la mosca considere mala a la araña que tiende su trampa y se la come.
Con los hombres nunca puede uno estar seguro del todo, mientras que con los animales o con otros seres naturales sí, por mucha programación biológica o cultural que tengamos, los hombres siempre podernos optar finalmente por algo que no esté en el programa.
Podemos decir «sí» o «no», quiero o no quiero. Por muy achuchados que nos veamos por las circunstancias, nunca tenemos un solo camino a seguir sino varios.
Cuando habla de libertad se refiere a que no podemos hacer cualquier cosa que queramos, pero también que no estamos obligados a querer hacer una sola cosa. Conviene señalar dos aclaraciones respecto a la libertad: la primera es que no somos libres de elegir lo que nos pasa como haber nacido tal día, de tales padres, de tal sexo, piel, país, padecer un cáncer o ser atropellados por un coche, ser guapos o feos, etcétera, sino libres para responder a lo que nos pasa de tal o cual modo obedecer o rebelarnos, ser prudentes o temerarios, vengativos o resignados, vestirnos a la moda o disfrazarnos de oso de las cavernas, etcétera, la segunda: ser libres para intentar algo no tiene nada que ver con lograrlo indefectiblemente; no es lo mismo la libertad (que consiste en elegir dentro de lo posible) que la omnipotencia (que sería conseguir siempre lo que uno quiere, aunque pareciese imposible).
Somos libres que poder realizar algo que tanto queremos pero por nuestras condiciones ya sean físicas, económicas o por el siempre miedo no lo hacemos, pero en cambio somos libres de leer o no leer, pero como aprendí a leer de pequeñito la cosa no me resulta demasiado difícil si decido hacerlo respecto a lo que nos gusté.
Existen cosas que dependen de nuestra propia voluntad (y eso es ser libre) pero no todo (entonces sería omnipotente), porque en el mundo hay otras muchas voluntades y otras muchas necesidades que no controlamos a nuestro gusto. Si no nos conocemos ni a nosotros mismos ni al mundo en que vivimos, nuestra libertad se estrellará.
Existen muchas fuerzas que limitan nuestra libertad, desde terremotos o enfermedades hasta tiranos. Si hablamos con la gente, sin embargo, veremos que la mayoría tiene mucha más conciencia de lo que limita su libertad que de la libertad misma. Dirán: « ¿Libertad? ¿Pero de qué libertad me hablas? ¿Cómo vamos a ser libres, si nos comen el cerebro desde la televisión, si los gobernantes nos engañan y nos manipulan, si los terroristas nos amenazan, si las drogas nos esclavizan, y si además nos falta dinero?».
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